May 24, 2019

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

El papa Francisco le dice a los jóvenes: ‘¡Vive Cristo!’

“Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo!” (Papa Francisco, “Christus Vivit,” #1)

En su exhortación apostólica postsinodal titulada “Christus Vivit” (“Vive Cristo”) el papa Francisco reflexiona sobre temas que exploraron durante el Sínodo de Obispos de octubre de 2018 sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” en Roma, añadiendo sus propias ideas y empleando algunos de sus llamados “bergoglioismos,” es decir, el vocabulario y las imágenes que caracterizan al Sumo Pontífice.

Animamos a los lectores a familiarizarse con el texto completo de esta importante exhortación apostólica, pero aquí presentamos un resumen breve de 10 puntos sobre las ideas principales que recoge “Christus Vivit”:

• Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento demuestran que Dios da la bienvenida y alienta la participación activa de los jóvenes en la historia de nuestra salvación. Tal como observa el Santo Padre, “a Jesús no le caía bien que las personas adultas miraran despectivamente a los más jóvenes o los tuvieran a su servicio de manera despótica. Al contrario, Él pedía: ‘que el mayor entre ustedes sea como el más joven’ ” (#17, Lc 22:26).

• En el evangelio según san Lucas, el propio Jesús adolescente da testimonio de lo que significa ser un joven totalmente comprometido con la vida de la Iglesia. “Jesús no los ilumina a ustedes, jóvenes, desde lejos o desde afuera, sino desde su propia juventud” (#31).

• Los jóvenes no son solamente el futuro del mundo. “Son el presente, lo están enriqueciendo con su aporte” (#64). Los jóvenes de hoy en día enfrentan desafíos inimaginables. Por esta razón, tenemos que escucharlos sin recurrir a “respuestas preconfeccionadas y recetas preparadas, sin dejar que las preguntas de los jóvenes se planteen con su novedad y sin aceptar su provocación” (#65).

• A todos los jóvenes, el papa Francisco les ofrece tres verdades: a) Dios te ama; b) Cristo te salva; y c) ¡Cristo vive! “En estas tres verdades aparece el Padre Dios y aparece Jesús. Donde están el Padre y Jesucristo, también está el Espíritu Santo. Invoca cada día al Espíritu Santo. No te pierdes nada y Él puede cambiar tu vida, puede iluminarla y darle un rumbo mejor. No te mutila, no te quita nada, sino que te ayuda a encontrar lo que necesitas de la mejor manera” (#130-131).

• “Por más que vivas y experimentes no llegarás al fondo de la juventud, no conocerás la verdadera plenitud de ser joven, si no encuentras cada día al gran amigo, si no vives en amistad con Jesús” (#150). El papa Francisco desafía a los jóvenes a ser “misioneros valientes” que dan testimonio del Evangelio a través de sus propias vidas. “Aprendan a nadar contra la corriente,” les dice el papa. “Aprendan a compartir a Jesús y la fe que él les ha dado. … No existen límites ni fronteras. Él nos envía a todas partes” (#177).

• “Si los jóvenes y los viejos se abren al Espíritu Santo [...] los ancianos sueñan y los jóvenes ven visiones” (#192). Es por ello que jóvenes y viejos deben afrontar riesgos juntos y caminar juntos. “Las raíces no son anclas que nos atan. [...] Son, por el contrario, un punto de arraigo que nos permite desarrollarnos y responder a los nuevos desafíos” (#200).

• “La familia debería ser el primer espacio de acompañamiento” (#242). “Esto implica que se mire a los jóvenes con comprensión, valoración y afecto, y no que se los juzgue permanentemente o se les exija una perfección que no responde a su edad” (#243).

• “Esta vocación misionera tiene que ver con nuestro servicio a los demás. Porque nuestra vida en la tierra alcanza su plenitud cuando se convierte en ofrenda” (#254). De acuerdo con el papa Francisco, para cumplir con esta “vocación es necesario desarrollarse, hacer brotar y crecer todo lo que uno es” (#257). “Este ‘ser para los demás’ en la vida de cada joven, normalmente está relacionado con dos cuestiones básicas: la formación de una nueva familia y el trabajo” (#258).

• “Sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento” (#279). “El regalo de la vocación será sin duda un regalo exigente. Los regalos de Dios son interactivos y para gozarlos hay que poner mucho en juego, hay que arriesgar” (#289).

• El deseo que expresa el papa Francisco en su colofón: “Queridos jóvenes, seré feliz viéndolos correr más rápido que los lentos y temerosos. Corran “atraídos por ese Rostro tan amado, que adoramos en la Sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne del hermano sufriente. La Iglesia necesita su entusiasmo, sus intuiciones, su fe. Y cuando lleguen donde nosotros todavía no hemos llegado, tengan paciencia para esperarnos” (#299).
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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